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El Spreepark de Berlín es un lugar rico en historia, que refleja los cambios sociales, políticos y económicos de la ciudad desde su apertura en 1969 hasta nuestros días. Ubicado en el barrio de Plänterwald, Treptow-Köpenick, este parque de atracciones ha sido un símbolo de diversión para varias generaciones de berlineses, pero también el escenario de intrigantes y dramáticos acontecimientos.
El Spreepark, originalmente llamado Kulturpark Plänterwald, fue inaugurado el 4 de octubre de 1969 como el único parque de atracciones permanente de la Alemania del Este (DDR). Durante la época de la DDR, el parque era una atracción muy popular, atrayendo hasta 1,7 millones de visitantes cada año. Sus atracciones incluían carruseles, montañas rusas, una gran noria y diversos espectáculos, ofreciendo a los ciudadanos de Berlín Oriental un lugar de esparcimiento y diversión.Después de la caída del Muro de Berlín en 1989 y la reunificación de Alemania, el parque fue privatizado y en 1991 fue comprado por la familia Witte, conocidos empresarios de Hamburgo. Fue entonces cuando el parque fue renombrado como Spreepark y reestructurado con nuevas atracciones según los estándares occidentales. A pesar de los esfuerzos por modernizar el parque, la competencia de nuevos parques de atracciones y las crecientes dificultades financieras llevaron a su cierre en 2002.La historia del Spreepark dio un giro dramático cuando Norbert Witte, el propietario del parque, intentó trasladar algunas atracciones a Perú para iniciar un nuevo proyecto. El plan fracasó, culminando en un escándalo de tráfico de drogas: Witte fue arrestado y condenado por intentar contrabandear cocaína a Alemania escondiéndola en una de las atracciones del parque. Este evento contribuyó a hacer aún más compleja y fascinante la historia del parque.Desde 2002, el parque ha permanecido cerrado al público, convirtiéndose en un lugar de decadencia y encanto para exploradores urbanos, fotógrafos y curiosos. Las estructuras abandonadas y los carruseles oxidados, lentamente invadidos por la vegetación, han creado una atmósfera surrealista que ha atraído visitantes de todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de decadencia urbana y nostalgia.
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