Iglesia de San Fermín de los Navarros
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La Iglesia de San Fermín de los Navarros, ubicada en el barrio de Chamberí en Madrid, es un ejemplo extraordinario de arquitectura neomudéjar, un movimiento que combina elementos del arte musulmán con influencias góticas y renacentistas. Fundada originalmente por la Real Congregación de San Fermín de los Navarros, una cofradía de navarros residentes en Madrid, la iglesia fue construida entre 1886 y 1890 según el diseño de los arquitectos Eugenio Jiménez Corera y Carlos Velasco Peinado.
La historia de la iglesia tiene raíces profundas. La Real Congregación, establecida en 1684, se reunía inicialmente en una capilla del Convento de la Victoria. En 1746, los miembros decidieron construir su propia iglesia, que fue completada en el Paseo del Prado. Sin embargo, esta primera iglesia fue demolida en 1885 para dar paso a la construcción del Banco de España. La congregación, entonces, adquirió un terreno propiedad de Isabel de Borbón en el Paseo del Cisne, hoy Paseo de Eduardo Dato, donde se construyó la nueva iglesia.
La arquitectura de la Iglesia de San Fermín de los Navarros es una obra maestra del estilo neomudéjar. La fachada de ladrillo, con una disposición en forma de ajedrez que imita el paño de sebka, está decorada con elementos góticos y escudos de Navarra y España. El portal de piedra tallada y las ventanas de herradura añaden un toque distintivo que evoca la arquitectura islámica medieval. La alta torre que domina la fachada es un elemento característico del estilo neomudéjar y le confiere al edificio una presencia imponente.
El interior de la iglesia es igualmente fascinante. La planta de cruz latina tiene tres naves, con la central más alta que las laterales, y un transepto coronado por una bóveda de estrella. Las paredes interiores están enlucidas con cal, imitando la piedra, y decoradas con líneas doradas que resaltan su elegancia. Los vitrales de las ventanas, de estilo gótico, representan varios símbolos y escenas religiosas, incluidos los escudos de Navarra.
El retablo mayor, diseñado en el siglo XX por el arquitecto José Yárnoz, alberga una estatua de madera de San Fermín, esculpida por Fructuoso Orduña. Este escultor también es autor de otras estatuas principales de la iglesia, como las de San Francisco Javier y la Virgen del Rosario. Esta última, una escultura barroca del siglo XVIII, es una de las obras más preciadas de la iglesia.
Un dato interesante es la celebración del 7 de julio, día de San Fermín, patrón de Navarra. En esta ocasión, la iglesia se convierte en el centro de festividades y ceremonias religiosas que atraen a numerosos navarros y devotos de toda España. Este evento, que incluye procesiones y misas solemnes, destaca el profundo vínculo entre la iglesia y la comunidad navarra.
Durante el siglo XX, la iglesia ha sufrido varias modificaciones y restauraciones para mantener su integridad estructural y artística. Los trabajos de restauración han incluido la reparación de los vitrales, la restauración de las esculturas de madera y el refuerzo de la torre y las paredes exteriores. Estas obras han sido fundamentales para preservar el aspecto original de la iglesia y garantizar su estabilidad a largo plazo.
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