Museo de la Real Sociedad Farmacéutica

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El Museo de la Real Sociedad Farmacéutica, ubicado en East Smithfield, Londres, ofrece una fascinante inmersión en la historia de la farmacia británica. Fundado en 1842, solo un año después de la creación de la Sociedad Farmacéutica de Gran Bretaña, el museo surgió como un recurso educativo para los farmacéuticos en formación. El objetivo principal era reunir una colección de “materia médica”, es decir, muestras de medicamentos e ingredientes, para la educación de los estudiantes. El edificio que alberga el museo actual fue adquirido por la sociedad en 1976 y se encuentra cerca de los famosos St Katharine Docks y Tower Bridge. El museo ofrece una amplia colección de aproximadamente 45,000 objetos, que abarcan varios aspectos de la historia de la farmacia. Estos incluyen herramientas tradicionales para la preparación y distribución de medicamentos, recipientes para el almacenamiento de medicamentos, y una serie de medicamentos de marca que datan desde el siglo XVIII hasta la actualidad.Uno de los aspectos más fascinantes del museo es la colección de jarrones de cerámica delftware inglesa de los siglos XVII y XVIII, que solían ser una vista común detrás de los mostradores de los boticarios. Estos jarrones decorativos y funcionales son solo una de las muchas pruebas del pasado farmacéutico expuestas en el museo. Entre otros objetos de gran interés se encuentran los morteros de bronce, caricaturas médicas y un archivo fotográfico que documenta la evolución de la farmacia.El museo no solo preserva la historia de la farmacia, sino que también celebra los avances científicos que han mejorado la seguridad y la eficacia de los tratamientos médicos. Las exposiciones temáticas, como la de “Farmacia en Evolución” y “El Pasado Farmacéutico de Lambeth”, muestran cómo las prácticas farmacéuticas han cambiado con el tiempo, adaptándose a los nuevos descubrimientos científicos y a las necesidades de la sociedad.Una exposición particularmente interesante es la dedicada a los tratamientos médicos desarrollados a lo largo del tiempo. Aquí, los visitantes pueden descubrir cómo diversas condiciones médicas han sido tratadas a lo largo de los siglos, a menudo con métodos que hoy parecen extraños o ineficaces. Por ejemplo, entre los curiosos remedios expuestos se encuentran la grasa de oso, utilizada en el pasado para la calvicie, y el polvo de cráneo humano, recetado para la epilepsia.Otro elemento de gran interés es la historia de la regulación farmacéutica, que comenzó con la Ley de Farmacia de 1852, que estableció el primer registro de químicos farmacéuticos. Este registro, inicialmente voluntario, se hizo obligatorio con la Ley de Farmacia de 1868, que requería que aquellos que quisieran dispensar venenos pasaran exámenes nacionales y se registraran en la sociedad. Este acto marcó un paso importante en la profesionalización de la farmacia y en la protección de la salud pública. Además, el museo cuenta con un centro de investigación y una biblioteca que conserva textos raros y valiosos relacionados con la historia de la farmacia. Este recurso es particularmente útil para académicos e investigadores que desean profundizar su comprensión del tema.
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