Museo Frédéric Marès

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El Museo Frederic Marès, ubicado en el corazón del Barrio Gótico de Barcelona, es un fascinante templo de la escultura y el coleccionismo, fundado por el propio Frederic Marès, un célebre escultor catalán nacido en 1893. Marès, además de ser un artista prolífico, también fue un apasionado coleccionista, acumulando a lo largo de su vida una increíble variedad de objetos y obras de arte que van desde la antigüedad hasta el siglo XIX. El museo fue inaugurado en 1948 en una sección del antiguo Palau Reial Major de los Condes de Barcelona, gracias a la generosa donación de Marès de sus colecciones a la ciudad en 1946. Este acto de mecenazgo ha permitido preservar y mostrar al público una colección extraordinaria que refleja la riqueza de la cultura y el arte español e internacional. Una de las secciones principales del museo está dedicada a la escultura, con una amplia gama de obras que van desde el período romano hasta el siglo XIX. Aquí se pueden admirar espléndidas esculturas religiosas policromadas, como estatuas de la Virgen María y crucifijos, que representan la devoción y la habilidad artística de épocas pasadas. Este segmento del museo ofrece una visión profunda de la evolución de la escultura a lo largo de los siglos, destacando la importancia del arte religioso en la historia de España. Otra parte significativa del museo es el Gabinet del Col·leccionista, un fascinante cofre de objetos cotidianos y curiosidades que Marès recopiló a lo largo de su vida. Este espacio es un testimonio único de las costumbres y hábitos del siglo XIX, con una colección que incluye abanicos, pipas, relojes, joyas, fotografías, juguetes, llaves e incluso frascos de farmacia. Cada objeto cuenta una historia, ofreciendo a los visitantes una inmersión en el universo personal de Marès y en la vida cotidiana de la burguesía catalana de la época. Particularmente interesante es el estudio-biblioteca de Marès, ubicado dentro del museo, donde se exhiben muchas de sus esculturas modernas. Este espacio no solo celebra el talento artístico de Marès, sino que también refleja su espíritu coleccionista y su pasión por el arte en todas sus formas. Durante los meses de verano, el patio del museo alberga una pequeña cafetería, ofreciendo un oasis de tranquilidad donde los visitantes pueden relajarse y reflexionar sobre las maravillas recién vistas.
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