Museo Nacional del Azulejo

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El Museo Nacional del Azulejo de Lisboa es uno de los museos más fascinantes de Portugal, dedicado por completo al arte del azulejo, las típicas baldosas esmaltadas que adornan edificios y monumentos en todo el país. Fundado en 1965 y ubicado en el antiguo Convento da Madre de Deus, un edificio histórico del siglo XVI, el museo ofrece una extraordinaria visión de más de cinco siglos de producción cerámica, combinando arte, historia y cultura en una sola experiencia. El convento que alberga el museo fue fundado en 1509 por la reina Leonor, viuda del rey Juan II, como parte de su proyecto de caridad y devoción religiosa. El edificio en sí es una obra maestra de arquitectura renacentista y barroca, con magníficas decoraciones que incluyen estucos dorados, frescos y, por supuesto, espléndidos azulejos que cubren las paredes interiores. El claustro, la iglesia y la capilla de San Antonio son algunas de las partes más sugestivas del complejo, ofreciendo a los visitantes un contexto histórico rico y fascinante. La colección del Museo Nacional del Azulejo es muy extensa y abarca un período que va desde el siglo XV hasta la actualidad. Las exposiciones están organizadas de forma cronológica y temática, permitiendo a los visitantes seguir la evolución estilística y técnica de los azulejos a lo largo de los siglos. Se comienza con los primeros ejemplares moriscos, que muestran la influencia islámica en la cerámica portuguesa, caracterizados por motivos geométricos y colores vivos. Estos antiguos azulejos son un testimonio de la larga historia de intercambios culturales y comerciales entre Portugal y el mundo islámico. Continuando a través de las salas del museo, se encuentran los paneles renacentistas del siglo XVI, que introducen nuevos motivos decorativos inspirados en la mitología clásica y la naturaleza. Un ejemplo extraordinario es el panel que representa la “Caza del ciervo”, una obra de 1565 que combina escenas de caza con elementos paisajísticos de gran realismo. Estos azulejos renacentistas reflejan la influencia del arte italiano y flamenco, que enriqueció la tradición cerámica portuguesa con nuevos estilos y técnicas. El Barroco portugués de los siglos XVII y XVIII está representado por espléndidos paneles decorativos que adornaban palacios e iglesias. Entre los más espectaculares se encuentran los que cubren las paredes del claustro del convento, con escenas bíblicas y motivos florales de gran elaboración. Estos azulejos no son solo obras de arte, sino también instrumentos de narración visual que cuentan historias religiosas y mitológicas, educando e inspirando a quienes los observan. El museo también dedica un amplio espacio a los azulejos del XIX y XX, mostrando cómo esta tradición artística ha sido continuamente reinventada y modernizada. Durante el período del renacimiento nacional en el siglo XIX, los azulejos volvieron a ser un símbolo de identidad cultural, con artistas que combinaban estilos tradicionales con influencias modernas. Entre las obras de este período destaca el gran panel que representa la ciudad de Lisboa antes del terremoto de 1755, una obra de 1700 que ofrece un valioso testimonio histórico de la capital. Otra sección del museo está dedicada a los azulejos contemporáneos, que demuestran cómo esta forma de arte sigue viva y vibrante. Artistas modernos continúan experimentando con materiales y temas, creando obras que dialogan con la tradición pero también reflejan las preocupaciones y estéticas contemporáneas. Entre las obras más recientes se encuentran instalaciones que exploran temas sociales y ambientales, demostrando la continua relevancia de los azulejos en el contexto artístico actual. Un dato interesante es la “Gran Vista de Lisboa”, un panel monumental realizado alrededor de 1700, que representa una vista panorámica de la ciudad de Lisboa antes del devastador terremoto de 1755. Este panel, de más de 20 metros de largo, está compuesto por miles de azulejos y ofrece un detalle extraordinario de la topografía, la arquitectura y la vida cotidiana de la ciudad. Además de su valor artístico, esta obra es de un valor histórico incalculable, ya que proporciona un valioso testimonio visual de Lisboa antes del terremoto. El Museo Nacional del Azulejo está ubicado en una posición estratégica en Lisboa, fácilmente accesible en transporte público. Su proximidad a otras atracciones turísticas, como el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém, hace que el museo sea una parada obligatoria para cualquiera que visite la ciudad.
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