Plaza Cavour

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Rione XXII - Prati
La Plaza Cavour, ubicada en el barrio de Prati en Roma, es una plaza imponente y de gran importancia histórica, que refleja la transformación urbana de la ciudad a finales del siglo XIX. La plaza está dedicada a Camillo Benso, conde de Cavour, una de las figuras clave del Risorgimento italiano y el primer presidente del Consejo del Reino de Italia. La construcción de la plaza comenzó en 1884, pero no se completó hasta 1910 debido a la construcción simultánea del Palacio de Justicia, conocido coloquialmente como “Palazzaccio”. Diseñado por el arquitecto Guglielmo Calderini, el Palacio de Justicia se completó en 1911 y es uno de los edificios más imponentes de Roma, caracterizado por un estilo ecléctico con influencias renacentistas y barrocas. Su fachada monumental y la gran escalinata de entrada lo convierten en un punto de referencia visual dominante en la plaza. En el centro de la Plaza Cavour se encuentra el monumento dedicado a Camillo Benso, creado por el escultor Stefano Galletti entre 1885 y 1895. El monumento fue inaugurado el 24 de septiembre de 1895 por el Rey Umberto I, con motivo del vigésimo quinto aniversario de la liberación de Roma. La estatua de Cavour está rodeada de alegorías en bronce que representan a Italia y Roma, el Pensamiento y la Acción, y la Fuerza, simbolizando los principios fundamentales del Risorgimento. La plaza también cuenta con un amplio jardín público, diseñado por Nicodemo Severi e inaugurado en 1910. El jardín está adornado con diversas especies de plantas, incluyendo palmeras de Ventimiglia, pinos, adelfas, aligustres, viburnos, árboles de Judas y granados, creando un oasis verde en el corazón del barrio de Prati. Junto al monumento a Cavour y al Palacio de Justicia, la Plaza Cavour alberga otros edificios históricos de relevancia. Entre ellos, el Teatro Adriano, inaugurado en 1898, que originalmente era un teatro lírico y hoy en día es un cine. La presencia de estos edificios le confiere a la plaza una importancia cultural además de histórica, convirtiéndola en un punto de referencia para los romanos y los turistas. Una anécdota interesante es el apodo “Palazzaccio” dado por los romanos al Palacio de Justicia. Este apelativo reflejaba inicialmente cierta desaprobación por las dimensiones y el estilo arquitectónico del edificio, considerado demasiado imponente y fuera de escala en comparación con el entorno urbano circundante. Sin embargo, con el tiempo, el Palazzaccio se ha convertido en un símbolo de la justicia y del poder judicial en Roma.
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